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El maridaje, o armonía, tiene un abanico de posibilidades prácticamente infinito a la hora de combinar vino y comida. Debemos considerar que no existen normas estrictas a la hora de crear armonías, pero hay que tener en cuenta ciertas consideraciones:
- Debe existir un equilibrio entre el vino y el plato. Ninguno de los dos puede ganar excesivo protagonismo.
- Ambos deben conservar su identidad.
- No deben sumar sensaciones, sino multiplicarlas.
Teniendo en cuenta estas 3 nociones, nuestra enóloga Elena Adell nos explica 5 conceptos básicos para no fallar nunca a la hora de elegir un vino para la comida:
- Los vinos ácidos funcionan bien con platos grasos.
- Los vinos dulces encajan con platos que también son dulces, pero controlando sus intensidades para que no resulte una combinación empalagosa.
- Las sensaciones tánicas del vino se reducen con alimentos ricos en proteínas y grasas, y se aumentan combinándolos con comidas saladas.
- Un grado alcohólico alto en un vino, puede anular los sabores más delicados.
- La acidez de un vino puede disminuirse con comidas ligeramente dulces o saladas.